Una explosión de fiesta y sonido fue en lo que se convirtió el Salón Covadonga la noche del viernes, cortesía de un gran show que dieron The Sounds.
Con un muy buen juego de luces, la banda demostró que no por ser suecos tienen que ser fríos y misteriosos. Solamente bastó un cañonazo de su disco debut como “7 Days a Week” para poner a bailar a todo el mundo.
Maja y compañía están estrenando lo que viene siendo su cuarto disco, titulado Something To Die For, y aprovecharon para dar a conocer algunas canciones nuevas: “Dance With The Devil”, “Something To Die For” y “The No No Song” pintan bastante bien y con un toque ligeramente electrónico encajaron perfectamente con el resto del setlist.
Sin embargo estos muchachos tenían ganas de sacar las complacencias, ya que tocaron prácticamente todos sus éxitos, haciendo especial énfasis en su maravilloso Dying To Say This To You, del cual tocaron la energética “Queen Of Apology”, la ardida “Ego”, “Song With A Mission” (mencionando que solo la tocaban porque esa noche era muy especial), “Tony the Beat”, una divertida y bailarina “Hurt You” y "Painted by numbers”, misma que fue interpretada en versión extendida para levantar los ánimos justo antes del encore.
La señorita Ivarsson vestía una chaqueta de cuero acompañada de un mini short que bien pudo haber pasado por un pañal muy rocker, dejando al descubierto unas piernas muy largas, muy sensuales y muy suecas. En algún momento hizo el comentario “I’m so fucking sweaty and i’m so fucking drunk”, ya que afirmó que había disfrutado de algo de tequila. Como frontwoman resulta más que efectiva, añadiendo por ratos el toque de sensualidad, glamour y decadencia característico de The Sounds.
La más coreada de la noche y en la que un servidor perdió cualquier resto de estilo sin duda fue “Living In America”, pero también fueron sobresalientes la versión acústica de “Rock ‘N Roll” y las delicias que se desprenden del Crossing The Rubicon: “No One Sleeps When I’m Awake” y “4 Songs & a Fight”, aunque debo mencionar que “Beatbox” brilló por su ausencia.
A pesar de que el boleto afirmaba que el acceso era a las 9, el concierto en sí dio inicio un poco después de las 11 de la noche, ya con un público ligeramente embriagado. Salvo el pequeño detalle de hacer esperar a la gente, todo corrió con fluidez y buen sonido. The Sounds superaron cualquier expectativa con sus grandes himnos pop, brindándonos probablemente uno de los mejores conciertos del año.
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