Les confesaré que al principio de los tiempos White Lies me daba repelús. Pero poco a poco los fui entendiendo un poco mejor.
No son nada originales y su debut To Lose My Life no es el negrito en el arroz, pero de que son buenos, son buenos.La voz de Harry es parecidísima a la de cualquier cantante del nuevo milenio que se dedique a hacer homenaje al post-punk. Sin embargo, sus sencillos son bastante entrañables: uno no puede parar de escuchar “To Lose My Life”, “Death” y “Farewell To The Fairground”.
Las letras son azotadas y sentimentales, tanto así que luego los emos les sacan uno que otro cover. Tienen una especie de sonido gigantesco, característico de los Killers. Esa singularidad es notable en canciones épicas como “Unfinished Business” o “50 on our foreheads”.
Hay un par de canciones que parecen de relleno: “From The Stars” y “Nothing to give”. La primera solo lo parece al principio, pero se recupera al final.
White Lies estarán tocando este 16 de octubre en el Festival Corona. Veremos si son justificadas todas las alabanzas que han recibido por parte de la NME y otros medios británicos.
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