De nuevo compartiré con ustedes mi opinión sobre un disco canadiense, ya que ese lugar es cuna de magníficos músicos contemporáneos. The New Pornographers, Metric, Broken Social Scene y Feist, por mencionar algunos.
Pero sin duda ninguno de ellos ha tenido tanto éxito en los últimos años como es el caso de Arcade Fire.
The Suburbs fue producido por Markus Dravs, quien ha trabajado con Bjork, Brian Eno, James y con los mismos Arcade Fire en su segundo LP. Quitando de lado las credenciales rimbombantes, no se podía esperar un trabajo mediocre, dada la contundencia de sus dos discos anteriores: Funeral (2004) y Neon Bible (2007) son sin duda dos de los mejores discos de la década pasada. Se tardaron tres años en sacar nuevo material, debido a que tenían alrededor de 30 canciones y tuvieron que seleccionar las mejores. Una vez hecho eso, le dieron un tratamiento a las grabaciones de las canciones para que sonaran tan fieles como si estuvieran en vinilo, a pesar de escuchar un mp3.
El disco comienza con la canción que le da nombre, una de las primeras que compartieron por internet; es la perfecta carta de presentación que, mediante la remembranza de la infancia de alguien, muestra el mood nostálgico que se respira en el disco, ese mood en el que la banda comandada por Win Butler es tan experta: “… Why i want a daughter while i’m still young. I wanna hold her hand and show her some beauty before the damage is done”.
En total hay 16 canciones en poco más de una hora; tienen la característica de navegar entre muchos estilos: no es en su mayor parte efusivo-triste como Funeral ni tan completamente orquestal como Neon Bible. Por ahí aparece el pop suave en “Modern Man” y un rock agresivo que se tenían bien guardado en “Month Of May”.
También hay algunas implementaciones de sintetizadores en “Half Light II (No Celebration)” o “Sprawl II (Mountains Beyond Mountains)”, ambas canciones que son contraparte de temas más baladescos: “Half Light I” y “Sprawl (Flatland)”. Cabe mencionar que considero a “Sprawl II” la mejor canción del disco, tanto por sus acertadas letras existencialistas (“…dead shopping malls rise like mountains beyond mountains and there's no end in sight.
I need the darkness, someone please cut the lights”) como por dejar que Régine Chassagne coja el papel protagónico en la voz de una manera exquisita, al igual que pasa en “Empty Room” y sus furiosos violines.
En definitiva tiene sus ventajas ser una banda numerosa. Sólo un grupo de 7 personas encargándose de una amplia gama de instrumentos (acordeón, chelo, violín, mandolina, contrabajo, entre otros) puede crear armonías tan lindas como en “We Used To Wait”, “Rococo” y “Suburban War”.
A mediados de agosto, Mike Diver (BBC Music) hizo el siguiente comentario: “You could call it their OK Computer. But it’s arguably better than that”. Desde mi punto de vista, esa es una declaración muy prematura: el disco es excelente pero habrá que ver cómo envejece con el tiempo para poder compararlo con una obra de tal importancia como lo es el mencionado LP de Radiohead. Sin embargo, no dejo de recomendarlo, porque The Suburbs es uno de esos discos que te hacen crecer como persona. Quien esté interesado en el disco, debe seguir al pirata…
Este texto fue tomado de mi participación en la Revista Aleph #17
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