Las perlas de la virgen se aplastaron en forma de disco y se metieron en la una pequeña caja de colores morado, naranja y amarillo. Es del dominio público que un segundo disco es una prueba de fuego para cualquier banda, pues se sabe en ese momento si el éxito concebido en el primer larga duración fue mera coincidencia o no. Y los Yeah Yeah Yeahs, no solo lograron igualar su debut, sino que quizá lo superaron (aún no lo decido, como fan empedernido que soy).
Primero se dijo que este álbum estaría inspirado en el gato de Karen, de nombre Coco Beware; lo cual explicaría un nombre felino para el tema abridor, ‘Gold Lion’, que es como una pequeña bomba que deja salir su energía poco a poco al compás de la batería de Brian. La historia del gato fue desmentida después. Y aunque no estuviera inspirado en algún animal, Show Your Bones derrocha brillantez. Cuando un track tan sencillo y tan poderoso a la vez como lo es ‘Way Out’, uno sabe que un gran disco está por venir.
La anterior afirmación es correcta, pues el disco alcanza niveles de altura inesperados después del pequeño bache generado por ‘Fancy’ y ‘Phenomena’ (que no son malas, pero tampoco son excelentes). ‘Honeybear’ es furiosa y linda a la vez, y es una de las más pegajosas del disco. Y la lindura sigue en el sencillo ‘Cheated Hearts’, uno de los mejores temas con tintes pop de los últimos años.
La belleza que se hace llamar ‘Dudley’ hace que a la poderosa balada ‘Maps’ le tiemblen las rodillas. Luego sube la energía en ‘Mysteries’, que nos dice que la banda que hacía canciones crudas y con pujidos sexosos todavía está presente. Posteriormente los ritmos bajan un poco para la tercia acústica mejor planeada de la historia: ‘The Sweets’, ‘Warriors’ y ‘Turn Into’. Y para cerrar con broche de oro, un homenaje a ellos mismos y a su anterior producción Fever To Tell en ‘Deja Vu’
En conclusión, una verdadera joya de la música moderna.
No hay comentarios:
Publicar un comentario